miércoles, 5 de noviembre de 2008

Reflexiones sobre la situación económica

It´s the economy, stupid!
James Carville, atribuido a Bill Clinton


Por ser presidente de la mutualidad estoy en relación con los miembros que por razones diversas están pasando por una situación, por así decir, difícil. El caso es que he escuchado con alguna frecuencia la idea de renunciar a la APA. La confidencialidad me impide dar nombres pero creeme que es gente de la que hace un tiempo no hubiéramos concebido que pudieran comunicar ese pensamiento.
El perfil es de personas que están viniendo poco a la APA y que no pertenecen a ninguna comisión.
La primera idea que surge es que estos socios no le están sirviendo a la Asociación y que no significaría una gran pérdida el que se fueran y, hasta alguno podría pensar, que se sería una depuración saludable.
Analicemos un poco esto: primero hay que considerar que mucha de esta gente en otro momento ha colaborado y que, si bien hay quienes mantienen una actividad permanente, quizá la mayoría -sin duda yo pertenezco a este grupo- han realizado un trabajo considerable. En este caso se estaría cometiendo una injusticia…pero este es un razonamiento humanitario y se podría objetar que la APA no es una sociedad de beneficencia y que lo que importa es que funcione bien. De manera que hay que mirarlo desde el punto de vista económico.
Cualquier empresa que viera reducido su ingreso en, digamos, un 20% estaría en serias dificultades. Pero en una sociedad como la nuestra que no tiene un superávit importante -si es que tiene alguno- la situación sería catastrófica. Tengamos en cuenta que la proporción de gente que concurre asiduamente a APA, es decir que aprovecha la institución, no llega ni de lejos a un 80%. En otras palabras, un número importante de los miembros paga, y bastante, por algo que no usa y por lo tanto puede verse tentado a reducir sus gastos. Y, para preocuparnos un poco más convengamos que en nuestro medio las actitudes son bastante contagiosas y que bastaría que un socio se entere que otro, ha dejado APA y no ha muerto en el intento, para que se vea inducido a imitarlo.
Me parece que ante las dificultades lo que se intenta hacer es sacar agua de las piedras y esto sólo le salió bien a Moisés. Ahora me entero que en una asamblea propusieron modificar la condición de miembro vitalicio. Esta categoría la creamos cuando estaba en la Comisión Directiva de Goldstein para solucionar el problema los socios de edad que no podían pagar la cuota. El nuevo proyecto plantea que solamente podrán aspirar a esa categoría los que no ejerzan la condición didáctica y, además, no ocupen cargos ¡como si ocupar cargos fuera un beneficio y no un laburo ad-honorem! O sea que si el pobre veterano ha logrado alguna supervisión va a tener que renunciar a ella o pagar la cuota. Y más vale que la indignación no lo lleve a renunciar porque nosotros, por estatuto, lo tenemos que dar de baja de la mutual y perdería todos los seguros, subsidios, etc. cuando más los necesita, sin contar que si sacó la pre-paga a través de la mutual también la pierde y, a esa edad sólo resta el hospital. ¡The full catastrophe!
Además, aunque los economistas de APA nos demuestren que va a ser un ahorro importante el obligarlos a pagar, la pregunta es ¿y después qué? ¿Qué va a pasar cuando se les acabe el respiro que esto les traiga, a quién van a apretar?
Soy consciente de que el problema no es fácil pero estoy seguro que la solución no depende de aumentar la recaudación a expensas de los socios o por lo menos, no sólo de eso.
La actividad de APA consiste básicamente en reuniones, científicas y de comisiones. Las científicas son intocables porque hacen a nuestra esencia pero respecto a las comisiones ¡que bueno sería que alguien pudiera medir cuanto tiempo se pierde ahí! Creo que coincidirás conmigo en que la operatividad de nuestras comisiones es ínfima. Nos hemos acostumbrado a pensar que las reuniones no ocasionan gastos ya que usan la capacidad instalada (sobre todo empleados) pero ¿para que está instalada esa capacidad? para hacer reuniones. Y si la mayor actividad de APA es esa, la mejor forma de ahorrar sería eliminando las reuniones inútiles o, lo que es lo mismo, exigiendo operatividad en esa tarea ¿Por qué reunirse una hora todas las semanas si las cosas se pueden resolver por teléfono? Hay bastante de vicio en esto de las reuniones.
Acuérdense que la explosión cuantitativa de las comisiones se produjo durante la presidencia de los independientes que las fomentaron para hacer clientelismo, históricamente quienes están en las comisiones votan por el oficialismo porque temen que el cambio se los lleve puestos. Luego nosotros, en el gobierno, no nos atrevimos a cambiar las cosas por la misma razón. Aquellos eran tiempos de enfrentamientos más agudos, tal vez ahora sea el momento de pensar en eso.

1 comentario:

Jorge Ariel Kury dijo...

Muchachos: ¿Ni una respuesta ni un comentario?